Causas de un diastema
No existe una única causa del diastema, sino más bien varios factores posibles que contribuyen a él. En algunas personas, esta afección está relacionada con el tamaño de los dientes y el tamaño del hueso de la mandíbula. Pueden formarse huecos cuando los dientes de una persona son demasiado pequeños para el hueso de la mandíbula. Como resultado, los dientes están demasiado separados. El tamaño de los dientes y del hueso de la mandíbula puede estar determinado por la genética, por lo que el diastema puede ser hereditario.
También puedes desarrollar diastema si hay un crecimiento excesivo del tejido que limita la línea de las encías y los dos dientes frontales superiores. Este crecimiento excesivo provoca una separación entre estos dientes, lo que da lugar a un hueco.
Algunos malos hábitos también pueden desencadenar un hueco entre los dientes. Los niños que se chupan el dedo pueden formar una brecha porque el movimiento de succión ejerce presión sobre los dientes delanteros, haciendo que se desplacen hacia delante.
En los niños mayores y en los adultos, el diastema puede desarrollarse a partir de reflejos de deglución incorrectos. En lugar de que la lengua se sitúe en el paladar al tragar, la lengua puede empujar contra los dientes delanteros. Los dentistas lo denominan empuje lingual. Esto puede parecer un reflejo inofensivo, pero una presión excesiva sobre los dientes delanteros puede provocar una separación.
Los diastemas también pueden desarrollarse a partir de la enfermedad de las encías, que es un tipo de infección. En este caso, la inflamación daña las encías y el tejido que sostiene los dientes. Esto puede provocar la pérdida de dientes y la aparición de espacios entre ellos. Los signos de la enfermedad de las encías incluyen encías rojas e inflamadas, pérdida de hueso, dientes flojos y sangrado de las encías.